Al terminar el año les comenté que todos formábamos parte de una tripulación que felizmente llegaba a puerto. Hoy al reencontrarnos y siguiendo esa línea de pensamiento puedo decirles que estamos listos para iniciar una nueva travesía.
Pero durante el anclaje, a cada uno de nosotros , y por lo tanto a la sociedad toda le han sucedido cosas, porque no olvidemos que la vida es movimiento y eso que sucede nos modifica para bien o para mal según como estemos plantados para afrontar los cambios.
No hay recetas para esto pero sí humildemente puedo ayudarlos a pensar no sólo a los alumnos sino también a las familias y docentes, qué tenemos por delante. Cuál es nuestro rol y cómo abordarlo? Algo que parece tan sencillo pero que la vorágine nos hace perder de vista. Para sintetizar conceptos puedo decirles: actuemos con libertad pero trabajemos siempre para merecerla, seamos responsables y convivamos armoniosamente.
Nuestro principal objetivo deben ser los alumnos, sus hijos. A ellos tenemos la obligación y el deber de guiar, contener, acompañar , y esto se hace cuando los escuchamos, leemos sus trabajos, sabemos lo que sienten y necesitan. Esto vale tanto para el rol docente como para el rol de padre.
Así cada niño va ejerciendo sus derechos, pero cuidado, también deberá, según las edades, ir asumiendo sus obligaciones, que hoy son escolares pero que irán creciendo con cada uno y lo preparará para la vida toda.
Nada se alcanza sin esfuerzo, revaloricemos la cultura del trabajo. No hay mayor satisfacción que los logros sean producto del esfuerzo.
Y a modo de ejemplo puedo recordarles a las fundadoras de esta Institución que acaba de cumplir 50 años. Me refiero a las Sras. Nélida Liñeiro y Gladys Ventoso. En todos estos años a través de nosotros se continuó transmitiendo la necesidad de educar en valores. Se pueden modificar muchas cosas porque como les mencioné al comienzo, la vida es movimiento pero nuestro ideario sigue intacto en cuanto a la formación de nuestros alumnos, no sólo en continuidad pedagógica sino y por sobre todo, en actitudes y en promover la voluntad y la responsabilidad.
Como cierre y mensaje, a propósito de estos aspectos les transmito un poema de Mario Benedetti titulado “La voluntad”.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento.
Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo
También el deseo.
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora
Y el mejor momento.
Comencemos y buen año para todos.
Norma Castrelo, Directora